Los preciosos paisajes de los Cañones del Sil bien merecen una visita en otoño.
El color dorado predominaba en los viñedos.

La niebla limitó la visita a Castro Caldelas.

El castillo estaba adornado por muchísimas telarañas que parecían auténticos collares por la niebla.

El pueblo, muy cuidado y preparado para el turismo tenía algunas curiosidades como esta escalera hecha en la roca que daba acceso a la vivienda.

Tanto las montañas como los valles están espectaculares en esta época.

El recorrido en catamarán por el Sil nos enseña unos paisajes para disfrutar en la tranquilidad de sus aguas.


Los diferentes tipos de paisaje se alternaban, pasando de monte lleno de viñetos a grandes rocas.

A lo largo del Sil, frontera natural entre Orense y Lugo, podemos asomarnos a unos cuantos miradores para poder ver desde la parte alta esta maravilla.

