"Heme aquí", removiendo archivos de mi ordenador a las siete de la mañana, que me pongo a clasificar imágenes y textos para variar, y tras la pertinaz obsesión por encontrar algo nuevo, me enciendo el primer cigarro y pienso: -"Y qué hay de lo viejo?"-. Corta, pega, corrige, modela, renderiza, me dan las dos de la tarde (Hoy llueve) y aquí os cuelo un tostón más. El caso es que sabemos quienes somos, no tenemos ni idea de a donde vamos pero, de donde venimos?:
Lo nuestro viene de antiguo. Ya hace unos dos mil años que en China se comenzaban a seleccionar carpines (Carassius) con el fín de conseguir una mayor coloración, longitud de aletas y posteriormente mutaciones con mayor número de divisiones de la cola bajo la atenta mirada del emperador. Paralelamente, los romanos construían cetáreas de agua dulce para engorde de peces de consumo. Ya mucho antes los egipcios conservaban peces en estanque y hasta reproducían cocodrilos por cuestiones religiosas. Los japoneses por su parte, se centraron en la selección de Ciprinus carpio hasta desarrollar lo que hoy conocemos como "koi" y que conservaban en grandes vasijas de barro cocido. Ya sea con fines ornamentales o alimentarios, nuestra actividad actual ha heredado múltiples técnicas, algunas sorprendentes y otras incluso descabelladas como veremos, para conseguir conservar y engordar primero y reproducir después.

Piscifactoría de la época romana.
(Imagen: Juanma Juesas. Dominio público. Gracias!).Como eso de las comunicaciones y transportes intercontinentales es algo bastante reciente, voy a tratar el tema desde la perspectiva occidental, aún pecando del egocentrismo que históricamente caracteriza la cultura europea y obviando el maravilloso desarrollo de todo esto en Asia (Que paradójicamente y en contra de muchos, aún siguen en vanguardia en muchas cosas).
Por aquí todo empezó allá por el siglo diecisiete en un contexto en el que la aristocracia poseía un poder económico y político desmesurado. Ostentación y lujo estaban a la orden del día y los grandes jardines (Exagerados) eran unos de sus mejores ejemplos. Los estanques florecían por doquier y entre ellos deambulaban los primeros peces domésticos: Carassius auratus. Cabe decir que, a años luz en lo que a selección y cría respecta frente a los chinos, nuestros carpines eran marrones con un naranja tan solo incipiente:
(Imagen: Autor, Viridiflavus. Creative commons by S.A. 3.0. Thanks!)Fué una gran época para algunas ciencias como la botánica y la zoología (Todavía en sus albores, claro) y cabe decir que su conocimiento quedaba relegado a las clases superiores. Es por ello que el primer impulso por introducir los peces en el entorno doméstico (Dentro de casa, vamos) vino dado por el interés por lo vivo de algunos aristócratas y reforzado por las ganas de presumir de algo nuevo entre sus presuntuosos colegas. Fué cuando aparecieron los primeros acuarios. Varios intentos pasaron por estructuras de madera embebidas en brea con un rústico vidrio que deformaba la visión. El caso es que durante el proceso se llegó a la estructura metálica de soporte a uno o varios vidrios adheridos con rústicas masillas que, siendo herméticas no poseían ninguna cualidad frente a la tracción. De ahí la necesidad de una estructura de soporte. El esfuerzo por dar una apariencia noble a estos primitivos acuarios incluía adornos más o menos elaborados en plancha de cobre repujada a modo de embellecedores (Lo siento pero no tengo ninguna imagen libre de derechos y en esa época las fotos no existían).
(Imagen: Autor, Scott Foresman. Public domain. Thanks!)No tardó en aparecer la pecera de bola de vidrio soplado. Un terrible instrumento de tortura que desgraciadamente ha llegado hasta nuestros días.
(Imagen. Infografía RCG. Libre de derechos. Compártela!).Desde tiempos "inmemoriales" hemos recurrido a estas esferas de vidrio para tener uno o dos peces en casa sin más aparellaje que alguna piedra y grava de colores. Dábamos por hecho que había que cambiar el agua cuando afeaba su aspecto o aún peor, cuando los peces boqueaban agonizantes en su superficie. También era asumible tener que reponer algún pez de vez en cuando...Hoy en día nos llevamos las manos a la cabeza cuando sabemos de un perro maltratado, ave mutilada para que no vuele o primate enjaulado en un metro cúbico pero seguimos fabricando y vendiendo peceras de bola. Exagerado?. Una de estas esferas, por pura geometría, impide al pez situarse y posee una superficie de agua mínima respecto a su volumen con lo que el intercambio gaseoso es precario. Al carecer de equipamiento (adaptarlo es realmente difícil) los peces respiran y se mueven entre sus propios desechos. Para colmo de males, algunas autoridades en el tema sostienen que sus paredes cóncavas deforman la visión de los peces de modo permanente. En fin...
Volvamos a lo nuestro. Principios del siglo diecinueve. Aparecen los primeros montajes. Se ponen de moda unos rústicos sistemas consistentes en acuarios con armazón metálico y uno o más vidrios que se instalan frente un ventanal como fuente de luz. Curiosamente y en honor a la verdad, eran técnicamente acuaterrarios o paludarios con plantas palustres emergidas en un intento por mantener en invierno, una porción del estanque de verano (Qué fué antes, el acuario o el acuaterrario? Je, je...). Ya conocedores de la necesidad de oxígeno, se introducen las primeras plantas acuáticas que fueron entre otras, Egeria densa, Ceratophyllum y vallisneria. Pronto se llega a la conclusión de que la población de peces ha de ser mínima y los cambios de agua constantes. Comienza la fiesta! Aparece el primer compresor. Por mentira que parezca, se requería bombear aire en el agua en una época en la que no existía todavía la electricidad!. Puesto que no tengo fotos de uno de esos montajes, ahí va un esquema:
(Imagen: Infografía RCG. Der. res.).Sí, ahora nos da risa pero fué un avance importante si tenemos en cuenta que supuso un pequeño aumento de la población y mayor éxito en el mantenimiento de los primeros peces pero: Qué peces se mantenían en esa época?. Un montaje muy común y vistoso fueron los acuarios de Gasterosteus (Espinosos). Poca broma pero aún no conocíamos la bombilla y ya asistíamos embobados a la fabricación del nido, cortejo y puesta de estos bonitos peces!
(Imagen: Autor, Ron Offermans. Creative commons by S.A. 3.0. Thanks!)Hasta ahora, tenemos un tanque asistido por aire frente a una ventana pero de filtración, nada de nada. Fué bastante casual al parecer la aparición del primer filtro en forma de organismo vivo. La curiosidad indujo a introducir, entre otras mil cosas, ejemplares de bivalvos de agua dulce (Unio, etc...). Resultó ser un filtro de primer orden (Y el único) que había que alimentar con aguas verdes. Si técnicamente estábamos en mantillas, el conocimiento en materia de biología avanzaba a buen ritmo. El paso siguiente fué asistir a la reproducción del rodeo depositando sus huevos en el interior del bivalvo. Otro precioso montaje que se puso en boga (Ahí va un fotón...):
(Imagen: Autor, Ostjan. Creative commons by S.A. 3.0. Thanks!)Y se hizo la luz! Finales del siglo diecinueve. Aparece la electricidad y se pone rápidamente en evidencia la compleja salud mental del conservador de acuarios, evidencia que sin duda hemos arrastrado hasta nuestros días... El caso es que entre otros avances que ahora comentaremos, mientras tanto comenzaban a llegar las primeras especies exóticas tras un viaje en barco a vapor de hasta dos meses. Nos podemos hacer una idea de lo que se pagaba en esa época por un ejemplar del que parece ser que fué el primer pez exótico (Existen interminables discusiones al respecto...): Macropodus opercularis (Pez paraíso). Esta preciosidad dejó con la boca abierta a los aficionados de la época. Siendo tropical, soportaba mínimas de 18ºC y lo convirtió en objeto del deseo y de alguna manera en el responsable de todo este follón que hoy nos ocupa.
(Imagen: Autor, Andre Karwath. Creative commons by S.A. 2.5. Thanks!)Pero claro, y qué pasa cuando nuestras temperaturas descienden en exceso en las casas del norte de Europa?. Empiezan los desmanes:
(Imagen: Infografía RCG. Der. res.).Si, es lo que parece aunque ni el casquillo era de baquelita ni el cable de plástico. Reventaban cada dos por tres y en un momento en el que la seguridad eléctrica quedaba a merced de los típicos plomos. No lo hagáis en casa...! Pero
no todo fue tan precario! Aparece el motor eléctrico y con él el primer compresor de aire fundamentado:
(Imagen: Autor, Ewkaa. Creative commons by S.A. 3.0. Thanks!)Motor eléctrico que mueve un volante de inercia cuya biela activa un pistón. Un salto de gigante y una foto que no tiene precio! Este fue sin duda el pistoletazo de salida de una carrera que aún continúa. Y mientras tanto, qué hay de los peces?. Bueno, tras el éxito del paraíso no tardó en llegar el Betta, Barbus (Puntius) conchonius (Muy parecido a nuestros barbos pero más colorido), Tanichtys albonubes y un largo etcétera que se disparó al reducirse los tiempos de transporte con la aparición de los motores de explosión. Pero lo más importante fué que, disponiendo de un modo de mover el agua a base de un flujo ya constante de aire, aparecen los primeros filtros. Hoy nos hace reír el filtro de embudo, pero fué el padre de toda una línea de investigación que propició toda suerte de artefactos en los que el ingenio más que risa, ahora nos sorprende (Doy fe de que funciona):
(Imagen: Infografía RCG. Der. res.).Usando la corriente ascendente impulsada por la liberación de aire se llegaron a contruir filtros de caja (Una evolución del embudo que todavía usamos), el filtro de esponja y como "maravilla de la ingeniería", el filtro de cascada o mochila. En efecto, funcionaban con aire y algunos de nosotros se han sorprendido recientemente con la aparición de beteras o parideras externas que funcionan con el mismo principio cincuenta años después... Más tarde se elevó el agua sobre el nivel del acuario para hacerla caer por el filtro de teja, que funcionaba sorprendentemente bien pese a los salpicones y el ruido pero sin tener ni idea aún de que era gracias a la filtración seca (Curioso, eh?).