Hace unos años me dediqué a la depuración de marisco y en bivalvos para consumo especialmente, había que garantizar la ausencia de E. coli. Esto se solventaba por un lado con la inyección de ozono cuya dosificación era un drama y a menudo inexistente pues las averías eran muy frecuentes en pequeños ozonizadores y sobretodo lámparas UV-c cuya eficacia frente a E. coli está demostrada:
https://pdfs.semanticscholar.org/49f8/9ebc716128a3ccd22f46cd0b8c5ed5b434c4.pdfIncluso con el sistema de ozonización averiado o inexistente (Al principio no era obligatorio), nunca se dio la presencia de esta bacteria en cantidades suficientes para ser un riesgo sanitario. Incluso habiéndose demostrado su presencia en origen en alguna partida de ostra, la esterilización mediante UV-c fue un método eficaz, no así con las toxinas para las que se incorporaba un gran filtro de carbón activado.
En este caso todavía lo sería mucho más, me explico. En la eficacia de una lámpara esterilizadora intervienen la potencia, el caudal y el calibre. Estos últimos determinan el tiempo de exposición del agua a la radiación. Tratándose de un flujo tan lento, con una simple lámpara UV-c de 36W en una cápsula de estanque garantizamos sobradamente la eliminación de E. coli pero cuidado: No elimina las toxinas, para eso tenemos el carbón. Ya tenemos dos etapas en circuito abierto: UV-c + carbón clase gas.
Naturalmente no hablamos de agua de uso de boca, sino para acuarios, ojo.
Disculpa el tocho pero no lo veo nada descabellado.