Acuario Norte

 
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Autor Tema: Lucha sin cuartel contra la quitridiomicosis: la gran amenaza de los anfibios  (Leído 4629 veces)

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31-Octubre-2014, 14:11

 Los anfibios de todo el mundo se encuentran en una situación desesperada. Estos animales, que han habitado el planeta desde hace millones de años y convivieron con los dinosaurios, se enfrentan ahora a una amenaza en forma de enfermedad infecciosa que los está esquilmando a una velocidad asombrosa. Más de un tercio de las casi 7.000 especies de anfibios conocidas del planeta están amenazadas con su desaparición. Por si esto fuera poco, más de 250 especies se consideran ya completamente extinguidas en la naturaleza. Estas cifras son significativamente elevadas y extremadamente preocupantes, y es que dentro del reino animal y los vertebrados, ninguna otra Clase afronta un declive semejante al que se enfrenta la Clase Amphibia. Todo esto ha hecho que científicos de todo el mundo se pongan manos a la obra, e intenten determinar las causas de los numerosos episodios de mortandades en masa que se han sucedido durante los últimos años en los cinco continentes. Y, al mismo tiempo, se están intentando encontrar soluciones a este gravísimo problema, cuya transcendencia afecta a toda la biodiversidad del planeta.
A pesar del corto periodo de tiempo que ha pasado desde el descubrimiento de la nueva enfermedad que está matando a los anfibios, los ya abundantes estudios que se han llevado a cabo han conseguido dar algunos frutos. El causante de estas amargas desapariciones, que no es otro que un hongo perteneciente a la división Chytridiomycota, se ha denominado científicamente Batrachochytrium dendrobatidis (Bd). El problema es tan grave, y tiene repercusiones tan serias, que la Organización Mundial para la Sanidad Animal (la antigua Oficina Internacional de Epizootías, OIE) ha incluido la enfermedad que produce este hongo en los anfibios, denominada quitridiomicosis, en su lista de enfermedades de declaración obligatoria, convirtiéndose así en la primera enfermedad en ser introducida en esta lista por la gran amenaza que representa para la biodiversidad del planeta.

Además de la etiología de la enfermedad, se siguen descubriendo distintos aspectos de la misma. Los equipos de investigación de todo el mundo trabajan a contrarreloj y, por ejemplo, se ha conseguido descifrar la manera en la que este patógeno acaba con la vida de las especies de anfibios susceptibles. El hongo invade un órgano tan sensible e importante en estos animales como es su piel, alterando el equilibrio iónico y desencadenando un paro cardiaco. Gracias a todas estas investigaciones también conocemos mucho sobre la distribución de este hongo quitrídio, así como sobre los factores que favorecen su crecimiento y su incidencia. A la par, se ha secuenciado el genoma del hongo, y ya se han descubierto tres distintos linajes, diferentes genéticamente, y que presentan distintos grados de virulencia.


Ejemplar de sapo partero mallorquín muerto por quitridiomicosis en un torrente de Mallorca. / Foto J. Bosch.

España es uno de los países que más está contribuyendo al conocimiento de esta enfermedad y del patógeno que la produce, y participa activamente en diversos proyectos de investigación con instituciones de todo el mundo. Uno de esos proyectos es el llamado «Proyecto Cero», financiado y respaldado por la Fundación General CSIC, en el que participan instituciones de gran prestigio, como el Imperial College de Londres, la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) y el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). Como parte de este Proyecto Cero, se está estudiando la enfermedad a nivel epidemiológico, con la intención de crear modelos que en el futuro sean capaces de predecir la evolución y la distribución de la misma, y conocer qué especies de anfibios pueden verse afectadas en mayor medida. Así, si conocemos que especies pueden presentar mayor riesgo, podremos dedicar los escasos y limitados recursos disponibles en tratar de conservarlas.

Como apoyo a todos estos estudios, que intentan ampliar nuestro conocimiento acerca de la enfermedad, durante estos años se han puesto en marcha en todo el mundo programas de conservación y cría en cautividad de las poblaciones o especies más amenazadas. Sin embargo, dada la rapidez con la que el hongo se ha distribuido por todo el mundo, y la cantidad de especies que están en peligro de extinción, el tiempo corre en contra de los anfibios. Recientemente, la comunidad científica se ha dado cuenta de la necesidad de enfocar este gran problema con una nueva perspectiva, tratando de combinar los programas de cría en cautividad, con la implementación de distintas estrategias de mitigación de la enfermedad en la naturaleza. Así, el objetivo de este nuevo planteamiento sería comenzar ya a combatir los efectos de la enfermedad directamente en poblaciones de anfibios en libertad, aunque aún no seamos capaces de erradicar el patógeno del medio. El Proyecto Cero que lucha con la quitridiomicosis ha dado un paso al frente, en este sentido, y se ha convertido en un proyecto pionero a nivel mundial, intentando paliar los devastadores efectos que la enfermedad tiene en los anfibios en su medio natural.

De este modo, el Proyecto Cero desarrolla su vertiente de mitigación experimental en distintos puntos del territorio español, concentrando sus esfuerzos en las especies europeas más susceptibles a la enfermedad: los sapos parteros del género Alytes. Una de estas especies, el sapo partero común, Alytes obstetricans, fue precisamente el triste protagonista del primer brote de quitridiomicosis descubierto en Europa, en el Parque Natural de Peñalara en Madrid. Para intentar alcanzar el objetivo de la mitigación de la enfermedad, hemos comenzado a combinar el tratamiento de los animales con fungicidas (mientras están en su etapa larvaria), con la aplicación de diversas actuaciones sobre el medio que ocupan estos (el medio acuático). Para estas actuaciones, se han seleccionado distintas localizaciones de la geografía española, situadas en diferentes áreas de Mallorca, Zamora, Málaga y Teruel, con el objetivo de intentar erradicar el hongo de las mismas o, por lo menos, disminuir de forma significativa la carga del hongo para que las poblaciones infectadas no lleguen a desaparecer. En Mallorca, por ejemplo, ya hace dos años se realizó, el que fue a nivel mundial, uno de los primeros tratamientos de la enfermedad directamente en la naturaleza. Se recogieron y trataron contra la enfermedad todas las larvas de sapo partero mallorquín, Alytes muletensis, de una localidad entera, siendo devueltas a su charca de origen tras haber secado esta. Se comprobó entonces que, aún sin haber llegado a desaparecer, la carga del hongo quitridio de la población había descendido notablemente. En Málaga, otra de las áreas de trabajo del proyecto, y en estrecha colaboración con David García del Zoo de Fuengirola, estamos investigando distintas concentraciones de fungicida para tratar larvas de sapo partero bético, Alytes dickhilleni, y también estamos evaluando el aumento de la temperatura del agua como método alternativo para eliminar el patógeno. El aumento de la temperatura consigue mejorar la respuesta inmune de estos animales de sangre fría (poiquilotermos) y, al mismo tiempo, representa un ambiente poco propicio para el hongo, que muere a temperaturas elevadas. En Teruel, sin embargo, en colaboración con el Servicio Provincial de Teruel de Medioambiente del Gobierno de Aragón, estamos utilizando sobre el terreno estrategias de mitigación más arriesgadas, como el secado temporal de los puntos de agua que albergan poblaciones infectadas. Afortunadamente, el hongo patógeno no posee ninguna forma de resistencia a la ausencia agua, por lo que no puede sobrevivir en un medio completamente seco. Sin embargo, incluso en medios sin presencia de masas de agua, los anfibios adultos pueden sobrevivir enterrados en contacto con la escasa humedad ambiental y, con ellos, también los hongos patógenos que hayan conseguido colonizar su piel. Por ello, en algunas localizaciones, además del tratamiento de las larvas infectadas que se encuentran en el agua, también estamos precediendo al vallado de las masas de agua para evitar que los ejemplares adultos entren en contacto con dicho elemento.

El Proyecto Cero sobre mitigación de la quitridiomicosis se encuentra actualmente en pleno desarrollo. Complementando la aplicación de estas estrategias de mitigación, también se realizan investigaciones sobre los distintos componentes proteicos que poseen los anfibios en su piel, y que les ayudan a mantener a raya a los patógenos indeseables. Así, también hemos comenzado estudios que tratarán de caracterizar la respuesta inmune de los anfibios frente a la enfermedad, buscando conseguir algún tipo de resistencia contra la misma. Además, estamos ensayando posibles procesos de inmunización, exponiendo experimentalmente a los animales a cepas del hongo que presentan una virulencia reducida. De esta forma, cuando los animales son posteriormente expuestos a cepas más virulentas del hongo, desarrollan infecciones mucho más leves, evidenciando el desarrollo de una respuesta inmune adquirida. Por desgracia, nuestras investigaciones también han demostrado la capacidad de recombinación genética que posee el hongo quitridio de los anfibios, por lo que este tipo de estrategias de mitigación de la enfermedad deben de manejarse con sumo cuidado.

Son muchos los esfuerzos que se están haciendo por parte de un gran número de investigadores en muchas partes del mundo. De la colaboración y el trabajo conjunto entre todos ellos, dependerá el éxito de esta difícil empresa. Esperemos que el resultado final sea alentador y consigamos salvaguardar la existencia de estos antiguos, aunque todavía desconocidos, animales en el planeta.

Fuente: http://www.fgcsic.es/lychnos/es_es/articulos/lucha-sin-cuartel-contra-la-quitridiomicosis-la-gran-amenaza-de-los-anfibios

Fue descubierto hace solo un año, pero el hongo Batrachochytrium salamandrivorans ya ha causado estragos en la población de salamandras de Holanda y Bélgica. El mismo equipo que descubrió este hongo patógeno ha analizado ahora 5.000 muestras de anfibios de cuatro continentes para evaluar su peligrosidad. Según detallan en la revista «Science», el hongo produce quitridiomicosis, una enfermedad que provoca lesiones en la piel y que resulta letal para las salamandras y los tritones europeos, no así para otros anfibios como ranas, sapos y cecilias.

Hay registros de que el hongo ha estado presente en anfibios de Tailandia, Vietnam y Japón desde 1861, sin causar la enfermedad, lo que sugiere que se origina en el este de Asia. «Los anfibios de esos países no han sufrido en efectos importantes, lo que hace suponer que el hongo lleva mucho tiempo coexistiendo con la fauna local de esta zona del mundo», apunta el investigador Jaime Bosch, del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, quien también ha participado en esta investigación.

El hongo probablemente llegó a Europa hace poco, y precisamente el hecho de que haya aparecido en anfibios con los que se comercia sugiere que el comercio intercontinental ha sido la causa de su llegada a Europa.

Las conclusiones apuntan a que todavía se halla geográficamente muy restringido -hasta ahora la enfermedad sólo se ha encontrado en Holanda y Bélgica-, pero los investigadores advierten de que es probable que llegue a otros países europeos pronto. «Todo hace pensar que llegó a Europa a través de las redes de comercio de mascotas y es muy probable que se expanda rápidamente por el continente. El tritón alpino (Mesotrition alpestris) o el gallipato (Pleurodeles waltl), dos anfibios protegidos en España, están entre las especies que mueren rápidamente tras ser infectadas», destaca Bosch.

Amenaza de extinción
El hongo, que invade rápidamente la piel de las salamandras, que desempeña un papel fundamental en el sistema respiratorio de estos anfibios, es letal al menos para una docena de especies de salamandras y tritones de Europa y Norteamérica, lo que significa que podría representar una amenaza de extinción a menos que se toman medidas para detener su propagación, afirman los investigadores. Aunque el hongo aún no ha llegado a Norteamérica, advierten de que millones de tritones de vientre de fuego procedentes de China -que pueden ser portadores del patógeno- fueron importados entre 2001 y 2009. Solo si unos pocos de ellos tienen el hongo, es solo cuestión de tiempo que la enfermedad se detecte en América.

Hongos como Batrachocnytrium salamandrivorans amenazan a numerosas especies que aún no han desarrollado resistencia a estos patógenos, especialmente si ese contacto se produce de forma brusca. Según los investigadores, la globalización, que ha acelerado el desplazamiento de animales y personas a nivel mundial, puede facilitar enormemente la transmisión de patógenos. «Como consecuencia, patógenos similares a los descritos en este estudio tienen potencial para convertirse rápidamente en una causa de extinción», señala el artículo.

Fuente: ABC

Los anfibios no levantan cabeza. Cuando no es un virus es un hongo el que afecta a sus comunidades, algunas de las cuales están viéndose diezmadas en todo el mundo debido a su causa. Por ello, se suceden los estudios que investigan su impacto, como el que esta semana publica la revista Science.

En este caso las víctimas son una docena de especies de salamandras y tritones, muy vulnerables a un hongo de origen asiático que ha llegado a Europa. Según explican los autores, entre los que hay investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), este hongo quitridio, denominado Batrachochytrium salamandrivorans, ha causado estragos en cinco especies de salamandras de Holanda y Bélgica, pero los científicos advierten que puede propagarse rápidamente a otros países europeos y a América.
Por ello, piden que se refuercen los controles a las mascotas exóticas que se importan. "En los dos brotes que ha habido hasta ahora, ha desaparecido mas del 90% de las poblaciones afectadas", asegura a EL MUNDO Jaime Bosch, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y coautor del artículo.

El patógeno provoca una enfermedad llamada quitridiomicosis, que causa lesiones en su piel. La piel juega un papel muy importante en el sistema respiratorio de estos anfibios, por lo que el patógeno afecta a su respiración y a su capacidad para absorber agua y minerales esenciales.

El tráfico de especies, sostienen los científicos, habría facilitado la expansión de este hongo y su introducción en Europa. Por ejemplo, millones de tritones vientre de fuego (Cynops orientalis) de China son importados cada año en Europa y EEUU para ser vendidos en tiendas de animales exóticos.

Este hongo fue detectado en Europa el año pasado. Fue entonces cuando este equipo de investigadores decidió estudiar 35 especies de anfibios para establecer cuáles corrían mayor riesgo. Así descubrieron que sólo las salamandras y los tritones eran vulnerables a este patógeno (al menos para una docena de especies que viven en Europa y América del Norte resulta letal). Sin embargo, ranas y sapos no mueren por su causa.

"Los anfibios tienen defensas químicas en la piel precisamente para combatir a muchos hongos que, de otra forma, colonizarían su piel desnuda. Los hongos quitridios son un grupo muy grande (hay mas de 1.000 especies en todo el mundo), pero sólo dos afectan a vertebrados, y sólo a anfibios", explica Bosch.

El otro hongo al que se refiere es Batracochytrium dendrobatidis, un patógeno parecido al hongo descrito en Science que también afecta a la piel y, por tanto, al sistema respiratorio de los anfibios, y que ha infectado a más de 520 especies en todo el mundo y ha puesto a algunas ranas y sapos en riesgo de extinción. Por eso, los investigadores urgen a actuar pronto porque creen que el hongo detectado en Europa el año pasado tiene el mismo potencial destructor.

Tras detectar las especies vulnerables a este nuevo hongo, realizaron un análisis a 5.000 anfibios de todo el mundo, lo que les permitió precisar que el patógeno probablemente se originó en salamandras en Asia hace 30 millones de años y entró en Europa recientemente. Al parecer, en 1861 ese patógeno se había detectado ya en anfibios de Tailandia, Vietnam y Japón.

Hay dos especies particularmente vulnerables al nuevo hongo: el tritón americano de lunares rojos (Notophthalmus viridescens), muy común como mascota, y la salamandra de piel rugosa, (Taricha granulosa). En las pruebas realizadas en laboratorio, el 100% de los animales moría al estar en contacto con ese hongo. Por su parte, el tritón crestado, protegido en Europa, es una de las especies que muere rápidamente tras resultar infectado.

Según detalla Jaime Bosch, entre las especies que mueren rápidamente tras ser infectadas se encuentran dos anfibios que viven y están protegidos en España: el tritón alpino (Mesotrition alpestris) y el gallipato (Pleurodeles waltl). "Este nuevo hongo aún no ha llegado a España, pero dado que está ya en centro de Europa, por desgracia, acabará llegando", señala.

Fuente: El mundo


Salamandra común ('Salamandra salamandra') con quitridiomicosis. F. PASMANS


Tritón americano de lunares rojos ('Notophthalmus viridescens') NICHOLAS CARUSO
« Última modificación: 31-Octubre-2014, 22:03 por Gabri »


31-Octubre-2014, 22:18
Respuesta #1
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El otro día leí la noticia en un portal de noticias de ciencia pero no pude profundizar más porque estaba en el gimnasio, pero desde luego me dejó muy preocupada.

A ver si los científicos consiguen los fondos necesarios para investigar y poder parar todo esto.


01-Noviembre-2014, 01:05
Respuesta #2

muchas gracias Gabri por la modificacion y adjuntar las fotografias

triste noticia :not:

saludiños


01-Noviembre-2014, 10:15
Respuesta #3
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10-Noviembre-2014, 21:21
Respuesta #5
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Pues por si no estabais lo suficientemente preocupados...

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2014/11/10/ranavirus-instala-galicia/0003_201411G10P26998.htm

Pues si la verdad que es preocupante, espero que se encuentre una solución al problema, aunque lo veo difícil, como en todas las enfermedades siempre hay supervivientes, así que esperemos que muchos puedan superar esta enfermedad.